Aprender a estar atento

viernes, 12 de noviembre de 2010

Educación

Esta tarde de viernes saldremos a arreglar el estudio de Alicia. Quiere dedicar el tiempo libre de este próximo mes a preparar la inauguración de su estudio que será a mitad del mes de diciembre. Espero con ilusión esos días que estamos buscando desde que llegamos a vivir aquí. El encuentro vigoroso, sosegado y libre con lo creativo, tiempo para uno  pero tiempo que comparte también la simetría del espacio. Llamo a Jesús a quien hace demasiado tiempo que no vemos. Quedamos para cenar. Seguidamente hablo con Raúl para que se una. Antes de poder invitarlo nos cuenta un episodio que aunque parecido a otros que hemos leído nos deja igual de sorprendidos e irritados que si no hubiera sido tan siquiera sospechado. Quizá porque con esa exacerbación y escabrosidad no podía ser imaginado. Resulta que un amigo suyo de la infancia cuenta en su blog con vergüenza y consternación que siendo titulado en Física y habiéndose presentado a una oposición para profesor, lógicamente de su especialidad, en las Islas Baleares le han adjudicado las clases de Lengua Castellana y Literatura, y Llengua Catalana. Yo conocía algún caso de amigos que siendo titulados en Filología Española los habían llamado para impartir clases de Catalán o de Francés o de Inglés. Me parece una temeridad que le ofrezcan a una persona una asignatura en la que no es especialista. Quienes nos dedicamos a la educación, sabemos que, a pesar de estar estudiando durante 5 o 6 años una carrera, dar una clase exige un conocimiento y una claridad conceptual que ni siquiera, aunque sea imprescindible, toda esa dedicación la otorga. No quiero ni imaginar lo que debe ser impartir una materia ajena a tu área de estudio y más, cuando, como en este caso, siempre se te daba mal. La anécdota es que le preguntaron a este Físico venido a profesor de Lengua Castellana que como se escribía antigüedad. Que si con h o que sin h. Él contesta que sin h con cierta vacilación. Pensando otra vez que le preguntan que se escribe con h inicial, afirma ahora con firmeza que No. Y le recomienda al alumno que lo escriba para darse cuenta por sí mismo de que no lleva h. Cuál es su sorpresa cuando descubre que el alumno en la pizarra escribe antihuedad.
Este es un ejemplo de uno de los problemas que tiene la educación en demasiados rincones de España. Si consideramos que la educación es un ámbito clave en el progreso de una ciudadanía, como lo es. ¿Qué política están desplegando los gobiernos? ¿Qué vocación y responsabilidad tenemos el personal docente para aceptar estos puestos de trabajo?
Todo esto me inspira una profunda vergüenza y asco.
Perdón por la vehemencia. Lo he escrito de tirón.

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